En primer lugar un buen abdomen favorece a una mejor postura corporal y ayuda a evitar lesiones y dolores de espalda. Tener un buen abdomen y una buena espalda estabilizan la pelvis, y de esta manera correr en una postura adecuada.
Además, unos abdominales ejercitados significa mejor ejecución a la hora de correr y una mayor resistencia.
Cuando levantamos la rodilla el recto abdominal se contrae. A medida que aceleramos el ritmo de carrera el transverso abdominal y el recto entran en acción permitiéndonos ganar mucha mas fuerza.
Tener unos buenos abdominales ayuda a absorber el impacto que recibe el tren superior y así evitar dolores o lesiones.
A la hora de girar entran en funcionamiento los oblicuos.
Todo esto es posible gracias a una respiración adecuada, un factor que no podemos olvidar.
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